“La trama se desarrollará en cuatro álbumes que corresponderán a los cuatro años de ocupación nazi en Bélgica, más o menos. Y también es una forma de contar a los niños y adolescentes cómo fue la guerra para los civiles. Me parecía muy interesante contarles cómo la humanidad se enfrenta a la barbarie. Aunque lo he intentado hacer de forma muy objetiva, por eso mi intención es que esta historia concluya justo antes de la primera y famosísima aventura larga de Spirou, que dibujó Franquin: Hay un brujo en Champignac”.
“No es una historia bélica sobre el frente o sobre los actos de guerra, sino sobre la humanidad, sobre la gente que vivió la ocupación. Porque ser un héroe no es combatir, sino comportarse como un ser humano en estos momentos tan complicados”.
“Y Spirou todavía es un niño. Nunca le dibujaría empuñando un fusil ni va a matar a nadie. Spirou no puede matar y Fantasio tampoco. En estos periodos históricos, no perder la humanidad matando a otros también significaba ser un héroe”.
Émile Bravo (París, 1964) es un autor de cómic de orígenes españoles que, tras realizar varias series infantiles y juveniles, se ha convertido en el responsable de la revitalización de Spirou.,uno de los personajes más icónicos de la BD.
"Mi estilo está adaptado a lo que cuento. En Diario de un ingenuo (2010), como lo que narro es, en el fondo, un chiste —que Fantasio tiene la culpa de que comience la Segunda Guerra Mundial—, el dibujo es más caricaturesco. En La esperanza pese a todo (2019) evoluciona y se vuelve más sobrio… A mí siempre me ha gustado el estilo de Hergé, pero encuentro que Franquin dotaba de vida a sus personajes. Sin dármelas de nada, a mí me gustaría encontrar un equilibrio entre los dos, dotar de más vida al estilo de Hergé, pero no lo hago conscientemente: me doy cuenta después, analizando mi trabajo".