miércoles, 28 de octubre de 2020
La Dama y el Vagabundo
María de la O Lejárraga García (San Millán de la Cogolla, La Rioja, 1874 – Buenos Aires, 1974) fue una escritora y feminista española, más conocida como María Martínez Sierra, pseudónimo que adoptó a partir de los apellidos de su marido, Gregorio Martínez Sierra.
Nació en el seno de una familia acomodada de San Millán de la Cogolla (La Rioja). A los cuatro años se trasladó con su familia a Carabanchel Bajo, a la calle de la Sombra, ya que su padre, Leandro Lejárraga, era cirujano y ejerció la medicina en Madrid. Su madre, Natividad García-Garay se ocupó personalmente de la educación de sus hijos, siguiendo los programas educativos franceses. Estudió en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer donde tomó el primer contacto con las ideas pedagógicas de la Institución Libre de Enseñanza. Terminó sus estudios de Comercio en 1891, convirtiéndose en profesora de Inglés para la Escuela de Institutrices y Comercio. Finalizó sus estudios de magisterio en la Escuela Normal de Madrid. Siendo estudiante, acudió al Congreso Pedagógico Hispano-Americano, donde apoyó los postulados educativos de Emilia Pardo Bazán. Ejerció como maestra entre 1897 y 1907. En 1905 viajó a Bélgica con una beca que le permitió conocer los sistemas educativos de este país, donde también conoció las Casas del Pueblo y, por tanto, las tesis socialistas. Sin embargo, sus inquietudes literarias chocaban con la sociedad en la que creció, cerrada a la idea de que las mujeres se dedicaran a las artes y ciencias.
En 1899 publicó su primera obra: Cuentos breves, que fue acogida por su familia con frialdad. Eso y el hecho de ser maestra le impulsaron a ocultar su nombre bajo el nombre de su marido, con el se casó en 1900. En 1901 publicaron Vida Moderna, en la que publicaron tanto escritores modernistas como realistas.
Con Juan Ramón Jiménez fundaron la revista del modernismo poético Helios (1903-1904), donde publicaron, entre otros, Emilia Pardo Bazán, Antonio Machado, Jacinto Benavente, los hermanos Quintero.. Y en 1907 la revista Renacimiento, de corta duración pero gran calidad. Estas colaboraciones cimentaron una profunda amistad entre Lejárraga y Juan Ramón Jiménez. Ambas publicaciones estaban al corriente de las tendencias literarias europeas. Lejárraga era políglota y fue quien realizó la mayoría de las traducciones inglesas y alguna francesa aparecidas en Renacimiento.
María de la O dejó su labor docente y pidió la excedencia en 1908 para dedicarse de lleno a la literatura. Su obra Canción de cuna, estrenada en 1911, recibió el premio de la Real Academia Española como la mejor obra de la temporada teatral 1910-1911. De las obras escenificadas en Madrid entre 1929 a 1931, al menos veinte eran suyas. Esto muestra el éxito de público y el interés de la crítica. Además, la "Compañía cómico-dramática Martínez Sierra", dirigida por su esposo, no solo representó en España sino que hizo varias giras por Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Latinoamérica. En los programas de las funciones aparecían los nombres de ambos. Cuando su esposo estaba fuera, era ella quien se encargaba de los negocios relacionados con su teatro, el Teatro Lara.
También colaboró con literatos consagrados como Eduardo Marquina, en su obra El pavo real o con Carlos Arniches, en La chica del gato, que posteriormente fue llevada al cine. En 1914 María de la O realizó el libreto de Margot, con música de Joaquín Turina, un drama lírico en tres actos.
El matrimonio entró en contacto con Manuel de Falla en París en 1913 a instancias de Joaquín Turina. Tras volver este a Madrid comenzaron a colaborar en varios proyectos. En 1915 se estrenó El amor brujo, que combinaba música y danza con música de Manuel de Falla y libreto de Lejárraga en el Teatro Lara de Madrid. Con esta obra querían expresar el alma de la raza gitana. Para crearlo Falla tocaba fragmentos de la partitura y Lejárraga describía el tono emotivo del pasaje. Viajaron juntos a Granada, ciudad que conocía Lejárraga en profundidad, donde dieron los toques finales. La protagonista fue Pastora Imperio.
La vinculación de Lejárraga con Granada fue siempre estrecha, especialmente desde que escribiera, en los primeros años del siglo, su libro "Granada, guía emocional", aunque Daniel Eisenberg ha sugerido que fue obra de su esposo.Pese a esta ocultación, había sospechas sobre la verdadera autoría de las obras. En 1930 Gregorio firmó un escrito en el que reconocía la coautoría de su mujer, pero él reclamaba estos derechos para sí. Incluso se ha reconocido que obras de otros autores, como fue el caso de El pavo real de Eduardo Marquina, fueron también escritas por María Lejárraga y que Marquina contribuyó exclusiva o primordialmente a su versificación.
Sus ideas sobre la acción de las mujeres en la sociedad se articularon en torno a dos elementos: el sexo y la clase social. La maternidad y lo doméstico son temas recurrentes en sus escritos, pero siempre vinculándolos a la individualidad femenina como ciudadana de pleno derecho. Puso especial atención en las mujeres de clase media. En 1914 publicó Cartas a las mujeres de España y, en 1917, Feminismo, feminidad y españolismo además de colaboraciones en prensa en las que destaca "La mujer Moderna" de Blanco y negro.
Participó en la fundación de varias asociaciones feministas. En 1917 participó en la creación de la UME o Unión de Mujeres de España, que duró dos años junto a la marquesa del Ter; en 1920 viajó a Ginebra como delegada de España al VIII Congreso de la International Woman Suffrage Alliance donde colaboró en la redacción de una carta de derechos femeninos: reconocimiento de la igualdad política, administrativa y civil de los dos sexos a nivel nacional e internacional.3 Fue un miembro activo de la Sociedad Española de Abolicionismo participando en múltiples mítines. Esta sociedad estaba en contra de la reglamentación de los prostíbulos.
En 1926 participó en la fundación del Lyceum Club que presidió María de Maeztu, junto a Victoria Kent y Zenobia Camprubí, entre otras.3 Se inauguró con 150 socias de todas las tendencias y en él participó también Elena Fortún, a la que Lejárraga animó en su vocación literaria. El Club tenía una gran biblioteca dirigida por ella.
Feminista convencida, se afilió en 1931 al Partido Socialista. Comenzó su labor de propagandista republicana, sobre todo entre las mujeres, con el ciclo de cinco conferencias La mujer ante la República que tuvieron lugar en el Ateneo de Madrid del 4 al 18 de mayo de 1931. En estas conferencias trató de desterrar los miedos que suscitaba el nuevo régimen, sobre todo los religiosos. Cada conferencia tenía un tema específico; así Realidad, era sobre la nueva realidad de la patria, Egoísmo, en defensa de la República, Religión, sobre la cuestión religiosa; Federación sobre las autonomías y Libertad sobre la reivindicación de los derechos de las mujeres. Esta última estaba articulada en dos partes: lo que la mujer había sido hasta entonces y lo que debía ser en el futuro. Para ello revisó exhaustivamente los Códigos Penal y Civil. Por este ciclo de conferencias, el Lyceum celebró en El Retiro un homenaje en su honor recaudando 600 pesetas que ella entregó a los obreros sin trabajo. Participaron muchas personalidades de la época. En 1932 se organizó otro curso de conferencias en las que se analizó la situación política. Lejárraga participó con una conferencia cuyo título era Dudas del momento.
Promovió la Asociación Femenina de Cultura Cívica, que comenzó sus actividades en 1932. Las veinte amigas que se reunieron querían que la Asociación no solo fuera instrumento de reivindicación feminista sino también hogar espiritual y material para las trabajadoras, sobre todo de clase media. Para ello habrá espacios, conferencias, cursos y talleres. En seis meses tenían ya 600 socias. Propugnaba la alianza de las asociaciones feministas y por ello, estuvo en la publicación de la revista Cultura integral y Femenina que tuvo un gran éxito. En la Cívica se intentó la renovación teatral con la creación del Club Anfistora, dirigido por Pura Maortúa y Federico García Lorca, que funcionó con éxito desde el otoño de 1933 hasta comienzos del 34.
En 1933, fue elegida diputada al Congreso de la República por Granada y fue designada vicepresidenta de la Comisión de Instrucción Pública. Intervino en asuntos generales, oponiéndose a los proyectos de ley para ampliar las plantillas de los Cuerpos de Seguridad y de la Guardia Civil, y al de derogación de la ley de Términos Municipales, porque entendió que eran leyes injustas con un “pueblo español hambriento que pide trabajo con urgente necesidad”.En 1936 ocupó la representación de la República Española en Suiza como Agregada Comercial del Ministerio de Agricultura, Industria y Comercio.
También fundó y participó en la dirección del Comité Nacional de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo, que estaba presidido por Dolores Ibárruri, en esta organización también estaba y participó como delegada en el Congreso Mundial de París la también escritora y periodista Consuelo Álvarez Pool, Violeta en 1934. María de la O Lejárraga colaboró en la revista Mujeres, de esta asociación.
En noviembre de 1936 ocupó el puesto de Agregada Comercial de la Legación de España en Berna. En mayo de 1937 fue nombrada secretaria de la delegación gubernamental española en la XXIII conferencia de la Oficina Internacional de Trabajo. Sin embargo, con el cambio de la jefatura del gobierno en 1937 con la sustitución de Largo Caballero por Juan Negrín, fue cesada en su cargo y se trasladó a su casa cerca de Niza.Volvió a escribir en 1948 tras una complicada operación de cataratas y un año después de la muerte de su marido. Empieza a firmar con el nombre de María Martínez Sierra y tendrá que reclamar la autoría de su obra para poder cobrar los derechos de autor que habían pasado a la hija de este.
Tras la Guerra Civil inició un largo exilio, por Francia, México y Argentina, donde finalmente falleció en 1974. En 1950 viajó a Nueva York y más tarde a California, para entrevistarse con productores de Hollywood. Allí escribió una comedia para niños, Merlín y Vivian o la gata egoísta y el perro atontado, que le fue rechazada. Sin embargo, ella vio su similitud con la película La dama y el vagabundo. Desencantada, viajó a México donde tradujo para las editoriales Aguilar y Grijalbo. colaboró en la prensa y habló en el Ateneo Español. Por problemas de salud se trasladó a Buenos Aires, donde seguiría escribiendo hasta su muerte.
Obra literaria
Comenzó su colaboración con Usandizaga en 1912 cuando la Compañía Martínez Sierra representó en Santander Canción de cuna. La obra, Golondrinas, fue estrenada en 1914 con un rotundo éxito. También escribió el texto de La llama, que fue representado en 1918, tres años después de la muerte del compositor. En 1914 Joaquín Turina le pidió un libreto y Lejárraga le proporcionó Margot, que fue representada en el teatro Eslava bajo la dirección de Martínez Sierra con una gran escenografía y una espectacular puesta en escena. Para preparar otra obra viajaron juntos al norte de Marruecos y con las impresiones del viaje, Turina escribió una suite de cinco movimientos titulada Retrato dedicada a Lejárraga. Turina creó también la música para un auto sacramental Navidad, estrenado en 1916. Colaboró con Manuel de Falla en El amor brujo y El sombrero de tres picos aunque terminaron enemistados, pese a ser un gran apoyo del músico en los años de su amistad. También colaboró con Conrado del Campo Zabaleta en diversas obras y otros autores como María Rodrigo. Es considerada la libretista española más eminente.
En su libro de memorias, Gregorio y yo, afirma que tras el estreno de El ama de la casa en 1910 abandonó su puesto de maestra y se dedicó exclusivamente a la literatura, animada en todo momento por su esposo. Escribió sus obras más comprometidas y experimentales entre 1925 y 1930. En varias de ellas se sugiere que el amor romántico es un engaño. Ya estaba separada de su esposo, oficialmente desde 1922, y colaboraba plenamente en la labor de apartar a las mujeres de los valores tradicionales que las mantenían ignorantes y dependientes. Por ello, su teatro es pedagógico y crítico con la idealización del amor. Era una escritora intelectual de izquierdas que ya no vivía con su marido siempre más preocupado por el éxito comercial. Varias de estas obras tiene como eje un triángulo amoroso. Así Mujer (1925), La hora del diablo (1926) Triángulo (1929) y Sortilegio (1930) texto inédito que nunca se estrenó en España. Esta última es la única tragedia de la autora. Sorprende porque el triángulo está compuesto por un hombre y una mujer que compiten por el amor de otro hombre. Trata además del suicidio. Fue la última obra de María estrenada y firmada por Gregorio. En 1931 este se estableció en Hollywood con Catalina Bárcenas y Lejárraga volvió a España (desde la Riviera francesa) donde colaboró activamente con la República y abandonó su producción dramática hasta el exilio.
En 1950, María acaba Es así, su primera comedia de duración normal escrita después de la muerte de su esposo. En ella vuelve a tratar sobre el triángulo amoroso y la traición matrimonial. Vivía en Buenos Aires donde esperaba estrenar también Para casarse hay que ser viuda, comedia "retozona" como declaró en una entrevista. Siguió escribiendo otras obras como Tragedia de la perra vida, sátira mitológica filosófica y metateatral que no pudo ver representada. Siguió escribiendo hasta su muerte seis meses antes de cumplir los cien años.
Sus últimas obras están recogidas en un libro titulado Fiesta en el Olimpo, publicado cuando tenía 86 años, en él recuerda a su esposo como el director de escena ideal para sus textos.
En 1952 Lejárraga publicó en Buenos Aires Una mujer por caminos de España. En este libro autobiográfico narra en forma de episodios diversos momentos vividos como propagandista del Partido Socialista Obrero Español durante la República. Aunque en un principio pensaba escribir sus memorias en un solo libro, tuvo que separarlas en dos libros diferentes porque el que iba a titular España triste no iba a ser aceptado por la censura franquista. Por ello fue publicado fuera con el título de Una mujer por caminos de España. En España quería publicar Gregorio y yo en el que solo hablaba de teatro, pero tampoco pasó la censura y fue publicado en México en 1953.
En Una mujer... describe la situación en la que se encuentra la mujer en España desde su conciencia feminista y socialista. Los episodios nos describen una España rural que poco a poco va tomando conciencia de lo que puede significar la República para las mujeres.
Cuando Katia Martínez Sierra, hija extramatrimonial de Gregorio Martínez Sierra y la actriz Catalina Bárcena, reclama derechos de autor tras la muerte de su padre en Buenos Aires, en 1947, María de la O empieza a firmar sus obras con el nombre de María Martínez Sierra. Así lo hará en Una mujer por los caminos de España (1949) y Gregorio y yo, medio siglo de colaboración (1953). En este último opúsculo, María de la O da cuenta de un documento firmado en 1930 por Gregorio Martínez Sierra, en presencia de testigos, en el que declara que las obras son compartidas, a los efectos legales. Además, en su legado, centenares de cartas y telegramas confirman que las novelas las escribía Lejárraga. También se supo que su separación había sido una realidad desde 1922. Ya en su época era un hecho conocido.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)