miércoles, 20 de marzo de 2019

Moldeadores de hombres





A pesar de mi entusiasmo por los soldados de juguete, la mayoría de estos nombres son nuevos para mí pero, sin darme cuenta, algunas de estas personas me han proporcionado algunas de las horas de juego más placenteras en mi Infancia.
Charlie Biggs  se le ocurrió la idea de colocar una figura de plástico en un soporte de metal para la figuritas de Britains Deetail  y muchos niños británicos se pasaron muchas horas mirando las filas de estos soldados en las jugueterías, intentando decidir cuál comprar. Como su conocido Fuerte Comanche.
Ronald Cameron se ganó la reputación de ser uno de los mejores escultores anatómicos de la época cuando creó a muchos de los soldados icónicos de Airfix (también trabajó para Britains). No es sorprendente que conociera el cuerpo humano, sobre todo fue conocido como escultor de figuras eróticas.
Imagen relacionada
Norman Tooth diseñó casi todas las gamas de Timpo / Model Toys e inventó la técnica de sobremoldeo, que permitía moldear piezas de plástico de diferentes colores para que no tuvieran que pintarse.
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Y por último el hombre conocido como el Padrino de los soldados plásticos. Roy Selwyn-Smith que tuvo una brillante carrera con Herald y Britains.
Puede que  ahora los soldados de juguete no sean tan prominentes en las vidas de los niños, pero sin duda estos hombres merecen reconocimiento.

viernes, 1 de marzo de 2019

El Prado en Comic


Todos los años el Museo del Prado dedica un cómic a la gran exposición de la temporada, pero para celebrar su bicentenario ha preferido que su nuevo tebeo ilustre algunas de las anécdotas más curiosas de la historia del Museo.

“El cómic recoge siete anécdotas sobre el Prado, pero relacionadas con personas. Es una especie de reconocimiento a los trabajadores que hacen que este museo siga vivo. En el Prado están Goya, Velázquez, Tiziano… pero alguien tiene que cuidarlos. Y este es nuestro homenaje para ellos”.

 “Juntos decidimos que queríamos hablar de las personas: de los vigilantes de sala, de los restauradores, del público, de los aficionados al arte…. de la parte más viva del Museo. A partir de ahí yo le planteé una serie de anécdotas y las fuimos puliendo”.

Vincent “Sento” Llobell Bisbal (Valencia, 1953), ha recogido esas curiosidades en Historietas del Museo del Prado.

En cuanto a las anécdotas: “La primera es el falso incendio de 1891 -asegura Sento-. Ese año Mariano de Cavia escribió en El Liberal una crónica sobre un terrible incendio en el Prado, en el que se habían quemado los Velázquez, los Ribera Al día siguiente la gente se levantó y se fue corriendo a ver los restos del Museo, pero se lo encontraron intacto. Porque no habían leído la última frase del artículo en la que decía: “Esto puede pasar cualquier día”.
También contamos el robo del Tesoro del Delfín –añade Sento-. Cuando en 1918 un trabajador se dedicó durante un tiempo a robar unas piezas del Tesoro del Delfín. Y lo pillaron con un sistema que se acababa de inventar: las huellas dactilares. Fue una de las primeras actuaciones conocidas de los que podríamos llamar “policía científica”.
“Y la que quizá sea la anécdota más conocida -continúa- la de la bomba que cayó en el museo durante la Guerra Civil y no explotó. Hemos visto muchas veces la foto de la bomba incendiaria incrustada en el techo del Museo –continúa-, lo que mucha gente no sabe es que un señor que trabajaba para la junta de defensa se la llevó de recuerdo y la guardó durante años en su casa, en el armario del dormitorio. Y 80 años después, cuando se hizo la exposición del Arte Protegido, sobre el Museo y la Guerra Civil, el hijo dijo que tenía la bomba en casa; y cuando fueron a buscarla descubrieron que no estaba desactivada y que habían dormido 80 años con ella”.
“La historia que más relación tiene con la pintura –añade Sento- es una que se llama El nuevo Bruegel el Viejo. En 2010 el Prado compró un cuadro muy deteriorado a una familia noble y cuando empezaron a restaurarlo pensaron que podía ser un Bruegel. En esa historia nos metimos en el taller de restauración y es en la que más se habla de arte, ya que cuento un poco cómo se restaura un cuadro”.
“Inicialmente queríamos hacer una primera historia de la inauguración del Prado, en 1819, pero no encontramos documentación contrastada suficiente”.
“Lo que sí que se sabe es que Goya, que ya era un abuelo, no vino a la inauguración porque estaba enfadado con el rey y fue un par de días después, de incógnito. Y se enfadó mucho cuando vio que lo habían colocado junto a sus coetáneos a los que consideraba inferiores, porque él quería estar junto a Velázquez. Al final yo he hecho un par de ilustraciones y hay un texto en el que se explica esta pequeña anécdota”.