lunes, 29 de abril de 2019

Edificio Johnson Wax


En 1935 Herbert “Hib” Johnson, el más joven de la familia Johnson, tenía 36 años y quería darle a la empresa de su familia una imagen más moderna mediante la construcción de nuevas oficinas.
Para llevar a cabo tal labor quiso contar con la ayuda del arquitecto FRANK LLOYD WRIGHT, quien en un primer momento se negó a ofrecer sus servicios ya que consideraba el emplazamiento para el proyecto del todo inadecuado y Hib Johnson no cedió a su propuesta para crear un pequeño complejo urbanístico donde colocar las oficinas en medio de una zona verde más alejada de la ciudad.
Fue la esposa de Wright, Olgivanna Wright, quien logró convencerlo para que aceptase, ya que aunque Wright mantenía su fama mundial se encontraba en una etapa profesional muy poco productiva, con muy pocos encargos reales y mucho trabajo intelectual y de investigación sobre temas urbanísticos, una situación que lo llevó a estar una vez más cercano a la banca rota.



La compañía pidió a Wright que a la hora de realizar su proyecto interpretase la idea del sueño americano, donde el trabajador está contento en su puesto, se siente realizado profesional y personalmente, la gente se relaciona la una con la otra, se sienten iguales, unidos, como una gran familia.
Parece que Wright consiguió su propósito ya que años después el propio Hib Johnson admitió que gracias a la nueva organización de las oficinas y al ambiente que se había logrado crear el rendimiento de su empresa había mejorado hasta un 25%.
Como en la mayoría de las construcciones el coste final fue superior al presupuesto inicial, con la diferencia de que aquí se multiplicaron las previsiones nada más ni nada menos que por cuatro.
El edificio no tiene ventanas, sólo largas fachadas ciegas, paredes contundentes de ladrillo rojo.

Wright diseñó un volumen horizontal, contrario a los altos edificios que tan de moda estaban en la época. Para Wright la línea horizontal era la del horizonte, la que se asocia con el terreno, y la única dirección que lograba hacer que el edificio perteneciese a dicho terreno.
El complejo cuenta con una torre vertical, pero esta no pertenece al proyecto original sino que sería proyectada diez años más tarde por el propio Wright, y aún en este volumen vertical quiso marcar la línea horizontal por encima de todo.
La torre intercala plantas de forma cuadrada con plantas de forma circular, sin que estas últimas lleguen al perímetro del edificio y por lo tanto en fachada sólo sean visibles uno de cada dos forjados, creando la ilusión de que el edificio es mucho más bajo de lo que lo es en realidad.


El edificio debía convertirse en icono de la empresa, pero Wright quiso huir de aquella imagen típica de la época donde una gran compañía se identificaba con la entrada a un gran edificio (por lo general un rascacielos) y por eso creó una fachada principal totalmente ciega, llevando el acceso a una discreta posición en el costado.
Con esta acción Wright buscaba conseguir que fuese la imagen del proyecto completo la que la gente evocase al pensar en Johnson & Sons, y no sólo la de unos cuantos tipos de traje accediendo a un edificio por lo demás anónimo como pasaba por ejemplo con la empresas de Wall Street.

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