Lorenzo Silva (Madrid, 1966) emplaza la novena entrega de su serie de los guardias civiles Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro en Afganistán, en la base España de Herat. A donde deberán viajar a investigar la muerte de un soldado español que fue degollado. El culpable puede ser de fuera de la base o un talibán infiltrado. Podría ser, pero también que la muerte tuviera otro origen, porque el ataque no reviste la forma clásica de esa clase de acciones, sino que hace pensar en algún motivo personal.
“Donde los escorpiones”, editada por Destino, tiene 350 páginas y un precio de 19 euros. Y comienza así:
"El brigada López sacó de improviso su teléfono móvil del
bolsillo, lo contempló durante una fracción de segundo y
se volvió hacia mí para anunciarme, con aquella sonrisa
suya, a la vez astuta y cordial: —El alacrán está en la jaula.
Inmediatamente dio el aviso por la emisora del coche
patrulla en el que esperábamos, además de él y yo, uno de
sus guardias y la sargento primero Chamorro. Lo había
aparcado en un lugar discreto, a poco más de medio minuto
de la entrada de la cañada, de forma que no se tropezara
con nosotros quien no debía tropezarse y a la vez estuviéramos
lo bastante cerca como para intervenir sin
demora. De todos modos, no nos correspondía a nosotros
ser los primeros, y tampoco éramos quienes llevábamos la
voz cantante en aquel baile"
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