lunes, 17 de septiembre de 2018

Catalina Bárcena. Actriz


Catalina Bárcena (Cienfuegos, Cuba, 10 de diciembre de 1888-Madrid, 3 de agosto de 1978). Se la ha considerado, junto a Margarita Xirgu y María Guerrero, una de las grandes actrices de la época. Junto con Gregorio Martínez Sierra trabajó en la creación del Teatro de arte, además de otras diversas empresas.
Catalina Bárcena and Gilbert Roland in Una viuda romántica (1933)
Nacida en Cuba cuando aún era parte de España, se mudó desde Santander a Madrid, donde entró en la compañía de María Guerrero.  Su apocamiento hizo de ella la gran ingenua del teatro español, y de la alta comedia, género con el que más brilló. No tardó en convertirse en la preferida de María Guerrero, y de su marido, el también actor Fernando Díaz de Mendoza, que ejerció sobre ella, como era su costumbre, el derecho de pernada. Se quedó encinta, y tuvo que casarse, en 1909, con Ricardo Vargas, otro intérprete de la compañía, que reconoció al niño, que llamaron Fernando, en honor a su auténtico padre.
Estrenaría obras de los Hermanos Álvarez Quintero, Marquina, Benavente y Arniches. Formó su propia compañía de teatro, y tuvo una relación con su “mentor” Gregorio Martínez Sierra del que estrenó varias obras compuestas, en realidad, a dos manos con su mujer María Lejárraga, que conocedora de la situación introducía trasuntos de la relación entre su marido y la actriz, a manera de venganza, con un ser atontado, de buen corazón sometido a las veleidades de un amor caprichoso.
Catalina Bárcena, Gregorio Martínez Sierra y María Lejárraga formaron durante varios años un triángulo estrambótico en el que la primera triunfaba con los personajes que creaba la segunda, y que él ponía en escena. Una tragicomedia con un intento de suicidio de María, giras demenciales de los tres juntos y confidentes de lujo como Juan Ramón Jiménez y Manuel de Falla. El gran misterio era saber qué veían ambas mujeres en aquel hombre pequeño, calvo, poco agraciado, enfermizo y de gesto malhumorado. Aquel círculo vicioso lo rompió el nacimiento en 1922 de Katia, una hija que muchos dudaron que fuera de Gregorio, pero que forzó la separación de María, aunque siguió escribiendo para él.
A la muerte de Gregorio Martínez Sierra, la hija de Catalina Bárcena exige los derechos de autor de éste sobre la totalidad de la  obra escrita por él y María Lejárraga, dejando a esta última en la indigencia.
Después cursó una intensa gira por Hispanoamérica junto a su costurera de confianza Antonia García, que la mantuvo alejada de España durante tres años. Debutó en el cine en 1927 y durante unos años rodó con la compañía estadounidense Fox en Hollywood películas en español como Canción de cuna y La viuda alegre entre otras.
Durante la Guerra Civil española se exilió de España y se instala en Tetuán en 1936, aunque Catalina no permanecería mucho tiempo en Tetuán y se trasladaría nuevamente a Marsella, París y Buenos Aires, regresando a Madrid en 1947.

En 1948 Catalina formó la Compañía Cómico-Dramática Española como primera actriz, teniendo el debut lugar en el Teatro de la Comedia de Madrid con la obra Pigmalión de George Bernard Shaw. En 1972 recibió el Premio Nacional de Teatro. Federico García Lorca le dedicó el poema ”A Catalina Bárcena”.

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