El 25 de junio de 1973, Joaquín Salvador Lavado “Quino” anunciaba formalmente a los lectores de la revista Siete días que no volvería a dibujar nuevas tiras de Mafalda.
“En realidad, Mafalda iba a ser una historieta para promocionar una nueva línea de electrodomésticos llamada Mansfield. Esto fue en 1963. Pero la campaña nunca se hizo y las ocho tiras que dibujé quedaron guardadas en un cajón. Hasta que al año siguiente Julián Delgado, secretario de redacción de Primera Plana, me pidió una historieta. Entonces rescaté esas tiras y bueno, ahí empezó todo”, refiere Quino.
Mafalda, con solo 6 años, vive pegada a la radio o a la televisión, preocupada de lo que pasa en el mundo, con la esperanza de que algún día se logre la paz mundial. Su conocido “odio” por la sopa hace que siempre discuta con su madre.
Felipe (7) fue su primer amigo y quien mejor se lleva con todo el grupo. Vive enamorado de una vecinita, a quien no le declara su amor debido a su timidez, y haciéndose preguntas sobre la vida y pensando en las tareas escolares.
Manolito (6) es hijo de españoles comerciantes. Ayuda a su padre en su almacén. Poco inteligente, solamente es habilidoso en sacar cuentas. A él y a Guille, son los únicos a quienes les gusta la sopa. Odia a los Beatles y a Susanita, quien siempre le critica su falta de inteligencia. Admirador de Rockefeller, su meta es tener una gran cadena de supermercados cuando sea mayor.
Susanita (6) es la mejor amiga de Mafalda. Egocéntrica, su único deseo en la vida es casarse y tener muchos hijitos.
Miguelito (5) es el más pequeño del grupo. Aunque es el más querible, siempre tiene roces debido a sus preguntas absurdas y a sus observaciones sin sentido.
Libertad (6), quien sería el alter ego de Mafalda, fue el último personaje de la tira.
Guille, el hermano pequeño de Mafalda, es rebelde e ingenuo .
No se sabe el nombre del padre de Mafalda, un agente de seguros, aunque sí el de su madre: Raquel, quien es un ama de casa que no culminó sus estudios por casarse, lo cual Mafalda siempre le recriminó. El 25 de junio de 1973, Quino dejó de dibujar la tira porque su trabajo “se convirtió en rutina”.
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