martes, 17 de abril de 2018

Lo que más me gusta son los monstruos.


Esta es la historia de Karen Reyes, una niña de diez años y de costumbres peculiares que vive en la oscura Chicago de finales de los sesenta. Lleva un diario gráfico donde se refleja su pasión por las películas de terror de serie B y la iconografía de las revistas de monstruos. Se retrata a sí misma como una niña-lobo vestida de detective y, como tal, se propone un día resolver el misterio que rodea el asesinato de su enigmática vecina de arriba, Anka Silverberg, una superviviente del Holocausto. Mientras investiga en secreto a todos los que la rodean, se entrelazarán con su vida como un torbellino los dramas familiares, las mafias del barrio, la corrupción moral, las turbulencias sociales y el amor por el arte.
 
LA HISTORIA DEL LIBRO

Antes de dedicarse tardíamente al cómic, Emil Ferris trabajó de ilustradora médica y técnica, así como de diseñadora de juguetes (entre otros encargos, diseñaba las figuritas que se regalan con los Happy Meal de McDonald’s). En 2001 contrajo el virus del Nilo Occidental, cuyas complicaciones derivaron en meningitis, encefalitis y afasia, pero que sobre todo la dejaron paralizada de cintura para abajo y le hicieron perder la movilidad de la mano derecha, con la que dibujaba. Siguió un largo periodo de reaprendizaje, se matriculó en el prestigioso Art Institute de Chicago y se ejercitó en nuevas técnicas (dibujo y texturas con bolígrafos de colores) para recuperar el pleno control de su mano hábil. Teniendo que desplazarse primero en silla de ruedas y luego con muletas, una parte vital en ese proceso de resucitación dinámica y artística la jugó el presente libro, que a la autora le ha llevado casi una década terminar: ella atribuye su recuperación al poder sanador del arte. Hacia 2010, la autora mandó varias páginas y un proyecto detallado de cómo sería el libro a cincuenta editoriales. cuarenta y ocho lo rechazaron y Ferris firmó con The Other Press, una pequeña pero prestigiosa editorial. Al cabo de casi cinco años, con más de 600 páginas terminadas y calculando que el total serían unas 800, la editorial rechazó seguir adelante con el proyecto. Lo retomó Fantagraphics, el sello gráfico estadounidense de referencia, que logró imprimir (en Corea) la primera parte de la obra (las 416 páginas que ahora publicamos), que debía salir a la venta en octubre de 2016. Pero quebró la naviera que transportaba los ejemplares, Hanjin Shipping, y el barco quedó embargado por el gobierno panameño hasta nueva orden. Tras meses de secuestro, los libros llegaron a Nueva York y pudieron salir a la venta en febrero de 2017. La primera edición de 10.000 ejemplares se agotó al instante y hubo que encargar una nueva de 30.000.

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