jueves, 30 de enero de 2020

PULP


El escritor Ed Brubaker y el artista Sean Phillips vuelven con una nueva novela gráfica titulada ‘Pulp’.“Max Winters, un escritor de Pulp en Nueva York en la década de 1930, se encuentra inmerso en una historia similar a los cuentos que produce a cinco centavos por palabra: cuentos de un forajido del Salvaje Oeste que dispensa justicia con un arma de seis balas. Pero, ¿podrá Max hacer lo mismo cuando sea perseguido por ladrones de bancos, espías nazis y enemigos de su pasado?

Cuando Sean y yo decidimos hacer algo completamente nuevo para nuestra próxima novela gráfica original, él plantó en mi cabeza la idea de un western … Y me sentí atraído por la era en la que ese género llegó por primera vez con las revistas pulp y la Gran Depresión. Pensé en todos esos escritores que contaban versiones ficticias de los últimos días del Salvaje Oeste, ya que su propio mundo atravesaba una de sus momentos más oscuros… Y de repente me di cuenta de que estaba inventando una historia pulp, pero ambientada en el mundo real. Una historia que realmente quería contar.”

 
Pulp es un término que hace referencia a un formato de encuadernación en rústica, barato y de consumo popular, de revistas especializadas en narraciones e historietas de diferentes géneros de la literatura de ficción. Las publicaciones contenían argumentos simples con grabados e impresiones artísticas que ilustraban la narración, de manera similar a un cómic o una historieta.

Dichas publicaciones aparecen durante el primer tercio del siglo XX y continuaron su impresión hasta finales de la década de 1950. Fueron descendientes directas de las dime novels y los penny dreadfuls, que contaban las hazañas de soldados y bandoleros, en un formato de revista barata destinada al consumo popular: se vendían a 10¢ (one dime,) y a un centavo (penny) respectivamente.

Diferentes publicaciones incluían en sus argumentos distintos géneros de la ficción como la ciencia ficción, horror, suspense, vaqueros, romance y fantasía en los que intervenían elementos de carácter lascivo como la violencia y el erotismo. Las publicaciones comenzaron a distinguirse del comic book tradicional debido a su formato mas extenso y a la intervención de elementos de la ficción de explotación en el argumento de la publicación.

Desde un punto de vista etimológico, el término pulp hace referencia al desecho de pulpa de madera con que se fabricaba un papel amarillento, astroso, de muy mala calidad y sin guillotinar pero de coste muy barato con el que se imprimían estas revistas y que hoy en día se sigue viendo en las ediciones en rústica o en pasquines de poca circulación y bajo precio.
Durante la década de 1920 se las conocía como "revistas pulp"; aunque hasta la década siguiente, no se acuñó el significado actual del término pulp para referirse al tipo de ficción reproducida en sus páginas.
En la cumbre de su popularidad, en los años 20 y 30, las revistas de pulp estadounidense más importantes podían vender hasta un millón de copias por edición.

lunes, 13 de enero de 2020



John Churchill, duque de Marlborough (Devonshire, Inglaterra, 26 de mayo de 1650-Windsor Lodge, 16 de junio de 1722), fue un hombre de armas y político inglés. Su vida abarca el reinado de cinco monarcas ingleses, entre mediados del siglo XVII y principios del siglo XVIII. Se distinguió como general en la guerra de sucesión española. La célebre canción popular "Mambrú se fue a la guerra" procede de una deformación de la fonética de su apellido. Fue antepasado de Winston Churchill y de Lady Diana Spencer. Se  casó con Sarah Jennings, dama de honor de María de Módena, esposa de su señor, Jacobo de York. El matrimonio Marlborough se convirtió en un equipo triunfador. Lady Marlborough fue amiga íntima y confidente de dos reinas, lo que la convertía en una amiga poderosa y una enemiga temible. Este ascendiente sobre la soberana marcó decisivamente la carrera de su marido. Su influencia sobre la princesa Ana era pública y notoria y muchas figuras públicas de su época utilizaron su intermediación para conseguir algún favor de la ya Reina Ana. 
 

viernes, 10 de enero de 2020

Lyonel Feininger


Lyonel Feininger (1871-1956) es un artista, americano y alemán, maestro de la Bauhaus y una de las figuras más peculiares de la modernidad pictórica. Aunque Lyonel Feininger nació en Nueva York, sus padres, músicos de origen alemán, quisieron que se trasladara a Hamburgo para completar su formación musical cuando tenía tan solo dieciséis años. Esa especie de doble pertenencia, americana y alemana, marcaría tanto su vida como su obra. 


En Alemania, Feininger decidió dedicarse al arte y se adentró en un género por aquel entonces incipiente: la tira cómica. Sus dibujos satíricos y sus viñetas no tardaron en ser publicados en revistas alemanas y francesas como Ulk [Broma], Lustige Blätter [Páginas cómicas] o Le Témoin [El testigo]. En 1906, poco antes de mudarse a París, firmó un contrato con el Chicago Sunday Tribune, para el que Feininger creó The Kin-der-Kids [Los niños Kin-der] y Wee Willie Winkie’s World [El mundo del pequeño Willie Winkie], tiras que se cuentan entre las manifestaciones más tempranas del cómic internacional.


Pero Feininger fue dejando de lado la caricatura para volcarse, de forma natural y progresiva, en la pintura. Aunque en sus primeros cuadros mantuvo todavía un vínculo con la caricatura, centrándose en escenas callejeras y personajes exagerados, entre 1906 y 1908 trabajó en una línea más abstracta, abandonando prácticamente la figura y adoptando un lenguaje basado en las líneas rectas y los planos fragmentados de color; una suerte de cubismo figurativo y prismático con vetas románticas y mágicas que se convertiría en una de sus marcas originales. En 1919, Walter Gropius invitó a Feininger a formar parte de la Bauhaus junto con Klee, Kandinsky y otros artistas, concretamente para que dirigiera el taller de grabado, del que Feininger fue maestro hasta su cierre en 1932 por las autoridades nacionalsocialistas. El trabajo en la Bauhaus le hizo desarrollar en profundidad la técnica del grabado en madera a la fibra, lo cual le permitió ahondar también pictóricamente en el juego de planos. Con la llegada del nazismo, su arte fue tachado de “degenerado” y en 1937 Feininger decidió regresar a Estados Unidos, donde viviría hasta su muerte en 1956. 

La búsqueda de la excelencia se ha infiltrado y corrompido el mundo del ocio.


Por Tim Wu


Me sorprende un poco la cantidad de personas que me dicen que no tienen pasatiempos. Puede parecer algo pequeño, pero, a riesgo de sonar grandioso, lo veo como un signo de una civilización en decadencia. La idea del ocio, después de todo, es un logro difícil de conseguir; presupone que hemos superado las exigencias de la supervivencia bruta. Sin embargo, aquí en los Estados Unidos, el país más rico de la historia, parece que hemos olvidado la importancia de hacer las cosas únicamente porque las disfrutamos.

Sí, lo sé: todos estamos muy ocupados. Entre el trabajo y las obligaciones familiares y sociales, ¿dónde se supone que debemos encontrar el tiempo?

Pero hay una razón más profunda, he llegado a pensar, que tanta gente no tiene pasatiempos: tenemos miedo de ser malos con ellos. O más bien, nos intimida la expectativa, en sí misma un sello distintivo de nuestra edad intensamente pública y performativa, de que debemos ser expertos en lo que hacemos en nuestro tiempo libre. Nuestros "pasatiempos", si esa es la palabra para ellos, se han vuelto demasiado serios, demasiado exigentes, demasiadas ocasiones para preocuparse de si realmente eres la persona que dices ser.

Si eres un corredor, ya no es suficiente dar la vuelta a la manzana; Estás entrenando para el próximo maratón. Si eres modelador, ya no estás pasando una tarde agradable, solo tú, tus pinturas y tus herramientas; estás tratando de conseguir una medalla de oro en el próximo show de modelos o al menos conseguir un seguimiento respetable en las redes sociales. Cuando su identidad está vinculada a su pasatiempo (usted es un yogui, un surfista, un escalador), será mejor que sea bueno, ¿o quién es usted?

Aquí se pierde la gentil búsqueda de una competencia modesta, hacer algo solo porque lo disfrutas, no porque seas bueno en eso. Los pasatiempos, déjame recordarte, se supone que son algo diferente del trabajo. Pero valores ajenos como "la búsqueda de la excelencia" se han infiltrado y corrompido lo que alguna vez fue el reino del ocio, dejando poco espacio para el verdadero aficionado. La población de nuestro país ahora parece dividida entre los aficionados semipro (algunos tan dedicados como los atletas olímpicos) y aquellos que se retiran al ocio pasivo y visual que es la firma de nuestro momento tecnológico.

No niego que se pueda obtener mucho significado al realizar una actividad al más alto nivel. Nunca le regañaría a alguien una devoción de por vida por una pasión o un talento innato. Hay profundidades de experiencia que vienen con el dominio. Pero también hay una alegría real y pura, una delicia dulce e infantil, que proviene de solo aprender y tratar de mejorar. Mirando hacia atrás, encontrará que los mejores años de, por ejemplo, bucear o hacer carpintería fueron aquellos que pasó en la curva de aprendizaje, cuando hubo exaltación en el mero acto de hacer.

De una manera que rara vez apreciamos, las demandas de excelencia están en guerra con lo que llamamos libertad. Porque permitirte hacer solo aquello en lo que eres bueno es estar atrapado en una jaula cuyas barras no son de acero sino de juicio propio. Especialmente cuando se trata de actividades físicas, pero también con muchos otros esfuerzos, la mayoría de nosotros será realmente excelente solo en lo que sea que empezamos a hacer en nuestra adolescencia. ¿Qué pasa si decides, a los 40 años, como yo, que quieres aprender a surfear? ¿Qué pasa si en los 60 años decides que quieres aprender a hablar italiano? La expectativa de excelencia puede ser desconcertante.

Se supone que la libertad y la igualdad hacen posible la búsqueda de la felicidad. Sería desafortunado si protegiéramos los medios solo para descuidar el fin. Una democracia, cuando funciona correctamente, permite que hombres y mujeres se conviertan en personas libres; pero nos corresponde a nosotros como individuos usar esa oportunidad para encontrar propósito, alegría y satisfacción.

Para que esto no parezca sospechosamente una súplica elaborada para que las personas se tomen más tiempo libre del trabajo, bueno, sí. Aunque me gustaría plantear la sugerencia de manera más grandiosa: la promesa de nuestra civilización, el objetivo de todo nuestro progreso laboral y tecnológico, es liberarnos de la lucha por la supervivencia y dejar espacio para actividades más elevadas. Pero exigir excelencia en todo lo que hacemos puede socavar eso; Puede amenazar e incluso destruir la libertad. Nos roba una de las mayores recompensas de la vida: el simple placer de hacer algo que simplemente, pero realmente, disfruta.

Tim Wu es profesor de derecho en Columbia, autor de "The Attention Merchants: The Epic Struggle to Get Inside Our Heads" y colaborador de opinión.

Una versión de este artículo aparece impresa en 30 de septiembre de 2018, Sección  SR , página  6  del New York  Times  con el titular:  Elogio de la mediocridad

miércoles, 8 de enero de 2020

Km 123


La novela arranca con un móvil apagado. Ester es la que llama; quien no responde, Giulio, que acaba de ser trasladado al hospital en estado grave a causa de un accidente en el kilómetro 123 de la Via Aurelia de Roma. Sin embargo, quien conectará el teléfono es Giuditta, la mujer de Giulio, quien lógicamente no sabe nada de Ester. Podría parecer el inicio de una comedia de enredo, pero nada más lejos de la realidad: un testigo afirma que el accidente de Giulio ha sido en realidad un intento de asesinato, por lo que la investigación será asignada al perspicaz inspector de la policía criminal Attilio Bongioanni, quien deberá enfrentarse a un caso en el que nada es lo que parece.

Un thriller muy inteligente, rápido, de múltiples voces que nuca dan respiro y que sumergen al lector en una trama endiabladamente hábil para disfrutar de principio a fin y que confirman, una vez más, a Andrea Camilleri como el maestro de la novela negra contemporánea.

martes, 7 de enero de 2020

MONASTERIOS DEL ARTE


La otra Corte, la exposición del Palacio Real  - Mujeres de la Casa de Austria en los monasterios reales de Las Descalzas y La Encarnación.
FECHAS: 5 diciembre 2019- Marzo 2020

La exposición muestra la manera indisoluble en que se unen los aspectos palaciegos y los religiosos, dentro del contexto cortesano internacional que caracteriza a la Casa de Austria y de manera especial, las estrechas relaciones con el Imperio de los Austrías, en los siglos XVI y XVII. 

En Madrid, muy cerca uno del otro, se encuentran los dos Monasterios Reales, el Monasterio de las Descalzas Reales, construido en el siglo XVI y habitado por monjas franciscanas, y el Monasterio de la Encarnación, construido en el siglo XVII y habitado por monjas agustinas. Esta muestra incluye retratos de mujeres de la Casa de Austria en estos monasterios, aunando aspectos palaciegos y religiosos.

En el Monasterio de las Descalzas Reales se encontraba el palacio donde se celebraron las primeras Cortes de Madrid en el año 1339. Allí también residieron Carlos I e Isabel de Portugal. Además, aquí nació Juana de Austria, fundadora del Monasterio de las Descalzas Reales en el año 1559, y, también vivió María de Austria, cuyos restos se encuentran en el coro de la iglesia.

En cuanto al Monasterio de la Encarnación, la Reina Margarita fue la impulsora de la creación de este monasterio tras conseguir que las monjas agustinas de Valladolid se trasladaran a Madrid. Sin embargo, la inauguración del monasterio tuvo lugar 5 años después de la muerte de la reina y por eso fue inaugurado con una fiesta en honor de la misma.


La jaula de las locas


La jaula de las locas (La Cage aux folles, en su título original) es una obra de teatro del dramaturgo francés Jean Poiret, estrenada en 1973, que estuvo en escena en el Palais Royal de París durante quince años consecutivos. .


La jaula de las locas o Vicios pequeños adaptación de la obra teatral, es una película cómica de enredo franco-italiana estrenada el 28 de octubre de 1978 y dirigida por Édouard Molinaro. Uno de los protagonistas de la obra en el teatro, Michel Serrault, coprotagoniza la película en el mismo papel junto a Ugo Tognazzi.

La película ganó varios premios: a la mejor película extranjera en los Globos de Oro (1980) y el National Board of Review (1979), y Michel Serrault ganó los premios César al mejor actor (1979) y el David de Donatello al mejor actor extranjero (1979). Además estuvo nominada a tres Óscars: Mejor director, diseño de vestuario y guion adaptado.

Resultado de imagen de la jaula de las locas

The Birdcage es una película estadounidense, estrenada el 8 de marzo de 1996 y dirigida por Mike Nichols con adaptación de Elaine May al guion original. Se trata de una versión de la película franco-italiana La cage aux folles de 1978, que a su vez, está basada en la obra teatral homónima.​ La pareja formada por Armand (Robin Williams), y Albert (Nathan Lane), intentan fingir que son una familia cristiana y tradicional.

La jaula de las locas. Se trata de la adaptación de la obra teatral que en esta ocasión viene dirigida y protagonizada por Àngel Llàcer. Mediante números de cabaret y muchos enredos se narra la historia de Georges, el regente de un club nocturno de drag queens de Saint Tropez llamado La Cage aux Folles, y su pareja y estrella del local, Albin. Ambos se enteran de que el hijo de Georges, Jean Michel, se va a casar con la hija de un diputado ultraconservador, acérrimo defensor de los valores más tradicionales de la sociedad. El encuentro entre ambas familias se torna explosivo.
En anteriores versiones teatrales españolas participaron actores como Paco Morán o Vicente Parra.